Sandra ha lanzado el siguiente interrogante:
¿por qué cuando estornudamos decimos "Jesús" o "salud"?
Nuestros antepasados, de hace miles de años, ya eran supersticiosos y el acto del estornudo
lo tenían catalogado dentro de un baremo que indicaba si era de mayor o
menos gravedad, dependiendo del momento del día y lugar en el que se
producía.
Estaban convencidos que el estornudo era un medio por el que los
malos espíritus y las enfermedades podían colarse en nuestro cuerpo, por
lo que tras escuchar un estornudo los presentes exclamaban cosas como: «¡Que Júpiter te conserve!» o «¡Zeus te salve!» en el caso de los griegos o un «¡Salve!» en el de los romanos.
Tras la llegada del cristianismo se le añadió un nuevo
elemento negativo al acto de estornudar: la presencia del diablo. Para
evitar que éste se metiera dentro de la persona que había estornudado
se le decía varias veces seguidas el nombre de «¡Jesús!». Con el transcurrir del tiempo la costumbre de decirlo quedó en una sola vez.
Pero también nos podemos encontrar con muchas personas que utilizan el término «¡salud!»
tras escuchar estornudar a alguien. Es una forma de desear que no caiga
enferma, pues desde bien antiguo se tenía la convicción de que un
estornudo era el primer síntoma de cualquier enfermedad contagiosa.
También hay que añadir que la palabra salud (tras un estornudo) suele ser utilizada por personas no creyentes sin el componente supersticioso que adquirió en sus orígenes.
Los musulmanes también tienen su propia exclamación y esta suele ser: «Alhamdulillah» (Gracias a Allah/Alabado sea Allah) a lo que la otra persona contesta con un «Rahimak Allah» (Que Allah te bendiga) o «Yarhamuka Allah» (Que Allah tenga misericordia de ti)
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